¡Pío ! ¡Pío! ¡Que yo no he sido!

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Título: ¡Pío! ¡Pío! ¡Que yo no he sido!

Autora del texto: María del Mar López Delgado.

Autora de las ilustraciones: Francesca Asirelli.

Editorial: PINTAR-PINTAR.

Precio: 15€.

Resumen: el protagonista es un niño rubio, muy guapo, de 6 años, que le gusta dibujar, jugar al fútbol y los bocadillos de jamón… y nos diría más cosas.

Todas, menos su nombre.

Porque nuestro protagonista es un niño que no tiene miedo ni a los monstruos, ni a los fantasmas, ni a la oscuridad (una divertida ilustración del niño con varios monstruos y fantasmas viendo la tele en buena compañía), pero decir su nombre en voz alta le supone un mal trago

¿Y por qué? Pues porque se llama Pío.

Y no hay niños que se llamen “guau”, o “miau”, o “cuac”… pero algunos (muy poquitos) sí se llaman Pío.

Cuando Pío estaba en la barriga de su mamá, ellos no sabían qué nombre ponerle… fue la enfermera la que les dio la idea.

Y claro, al pobre Pío no le gusta.

Su maestra, la señorita Dulce, le cuenta las ventajas de su nombre (es corto, no necesita diminutivo, hasta hay un pastel que se llama pionono). Pero a Pío no le convence.

Encima, todo el mundo se acuerda de su nombre, y hasta el Director aparece una vez por la clase acusándole de algo que no ha hecho nuestro protagonista (¡Pío! ¡Pío! ¡Que yo no he sido!).

Pero resulta que ahora, todo esto, a nuestro Pío le da igual. ¿Y por qué? Pues porque ha llegado una niña nueva a su clase. Una niña muy simpática, que se ha sentado al lado de Pío.

¿Y cómo se llama esta niña? Pía Piamonte Porta Pía.

Viene de Italia. Y se convierte en la mejor amiga de Pío.

Opinión Personal: este libro me ha hecho pensar que, así como otros complejos de la infancia los vamos superando (la gordura, la nariz grande, el pelo rizado) o acostumbrándonos a ellos, el complejo de “mi nombre no me gusta” nos acompaña a lo largo de la vida adulta. A mí no me ha pasado, pero conozco a tanta, tanta gente que se ha buscado un sustituto que sigue utilizando de mayor; a tantos adultos que no contestan si no les llaman por el apodo que ellos han elegido… que veo que es un complejo más común y sobre todo más profundo de lo que parece.

Y es que a nuestro protagonista no tenemos más remedio que entenderle, tal y como lo explica, con esa claridad. Que sí, que el Papa se llama como él (o al revés), y Pío Baroja… pero que ellos no debían de tener que ir a la escuela.

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Y claro, un nombre que no es un nombre, un nombre que ni tiene diminutivo (la señorita Dulce, sin querer, lo empeora), un nombre que ni siquiera a sus padres les parecía genial (tuvo que ser una desconocida enfermera la que lo eligiera) no parece lo más bonito o exclusivo del mundo.

Así, en clave de humor, el cuento nos relata un complejo que, sin ser grave, sin ser terrible, afecta al niño (ni siquiera quiere pronunciarlo), lo que está bien, porque en ningún momento ridiculiza esa incomodidad o le resta importancia. Relata el complejo a través de los ojos del niño, y consigue que al lector le parezca importante (los niños, al escuchar el cuento, se sienten identificados).

Pero acaba bien. Con la llegada de la nueva niña, una italiana, orgullosa de su nombre (probablemente porque en su país no significa nada), el niño se percata, por fin, de la insignificancia de su complejo. Y acaba reconciliándose con él.

Las ilustraciones son magníficas. Es todo color. Como si se hubieran pintado en acuarela (no tengo ni idea de esto, lo relato con la impresión de una ignota), no dibujado. Sin perfiles, todo manchas, colores, encima de otros, como un impresionismo redondo. Son bellísimas y gustan mucho, además de ser expresivas, graciosas y dulces.

Recursos didácticos:

  • Comprensión: ¿por qué no le gusta al niño su nombre?
  • ¿Sabe el niño que hay más gente “famosa” por ese nombre? Explicarle quién es Pío Baroja.
  • ¿Cuáles son las letras de Pío? (aprovechando la ilustración). ¿Sabría decir las letras de la señorita Dulce? ¿Y de Magdalena? ¿Y del mismo niño?
  • Conocimiento interno del niño lector: ¿Al niño le gusta su propio nombre? ¿Qué nombres no le gustan? ¿No le gustan porque hay alguien de su clase que tenga ese nombre y le caiga mal? ¿Qué nombres sí le gustan?
  • Empatía: ¿qué haría el niño si a él no le gustase su nombre? ¿Se inventaría un apodo?
  • ¿Cuál ha sido la ilustración que más le gustado, y por qué?
  • Juego: decir nombres de niños que conozca, y ponerlos en femenino. Decir nombres de niñas que conozca, y ponerlos en masculino. Decirle al niño nombre que valen tanto para hombre como para mujer.
  • ¿Por qué el niño lector se llama como se llama? ¿Él lo sabe?

Edades: 3 a 8 años, o más. Mi hijo de 3 años quedó clavado escuchándolo, y absorto con las imágenes

Enlace del libro en la web de Editorial PINTAR-PINTAR, pinchar aquí.

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(Fotos y libro online, cedido por la Editorial)

4 comentarios en “¡Pío ! ¡Pío! ¡Que yo no he sido!

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